El adiestramiento canino positivo ¿Qué es?

Pablo Capra

08/09/2025
¿El adiestramiento canino positivo no es lo que siempre se hizo con los perros? Muchos todavía imaginan el adiestramiento canino como una escena clásica de un perro que se sienta porque alguien se lo ordenó con firmeza, una correa que corrige cada movimiento o una orden repetida una y otra vez hasta que el perro finalmente “obedece”. […]

¿El adiestramiento canino positivo no es lo que siempre se hizo con los perros? Muchos todavía imaginan el adiestramiento canino como una escena clásica de un perro que se sienta porque alguien se lo ordenó con firmeza, una correa que corrige cada movimiento o una orden repetida una y otra vez hasta que el perro finalmente “obedece”.

Ese modelo centrado en la obligación y la obediencia sigue circulando, y para muchos representa todavía lo que significa educar a un perro. Sin embargo, hoy sabemos que enseñar no es lo mismo que imponer. Los métodos que se basan en la presión o en el control pueden funcionar en apariencia, pero a largo plazo generan más limitaciones que aprendizajes reales.

El adiestramiento canino positivo no es una moda ni un invento marketinero, es ciencia aplicada al aprendizaje. Es un forma igual de efectiva, pero respetuosa, de construir conductas estables en un perro y, al mismo tiempo, fortalecer la relación que tienes con él. En lugar de enfocarse en lo que NO quieres que haga, se centra en reforzar lo que sí quieres que repita, y parece un detalle, pero lo cambia todo.

La lógica detrás del adiestramiento canino positivo

Para que un perro aprenda necesita entender qué comportamiento trae determinadas consecuencias. Esa es la base del condicionamiento operante. Cada vez que premias un comportamiento, por ejemplo, aumentas las probabilidades de que se repita. Y si lo haces de manera consistente, el perro aprende que elegir esa conducta le conviene.

Ahora bien, no se trata de repartir premios sin sentido ni de “malcriar” como muchos critican. Se trata de ser claro, oportuno y estratégico. El refuerzo positivo no es un mimo caprichoso, es una herramienta diseñada para construir aprendizaje. En el adiestramiento canino positivo cada refuerzo tiene un propósito y cada sesión está pensada para que el perro entienda qué esperar de ti y qué esperas de él.

Qué cambia cuando dejas atrás el modelo tradicional

Durante años, el discurso dominante fue que los perros necesitaban un líder alfa que los controlara. Esa teoría se basó en observaciones viejas sobre lobos en cautiverio, totalmente desactualizadas. El problema es que esa idea de dominancia todavía se usa como excusa para justificar golpes, collares de ahorque y otras prácticas que solo generan inhibiciones y miedo.

El resultado de ese tipo de adiestramiento es siempre muy similar, un perro que aprende sometido, que se inhibe, que cumple por temor al castigo. En apariencia “funciona”, pero lo que se consigue es un animal inseguro, con conductas bloqueadas y, muchas veces, con un nivel de estrés altísimo.

El adiestramiento canino positivo busca romper con esa lógica. No busca suprimir conductas a la fuerza, sino enseñar alternativas más funcionales. En lugar de “dejar de tirar de la correa”, el objetivo es “caminar junto sin tensión porque así accede al paseo”. En lugar de “no ladrar”, la meta es “aprender a calmarse y a responder a un estímulo discriminativo”. Lo que cambia es el enfoque: no es castigar lo que sobra, es construir lo que falta.

Cómo se vive el aprendizaje desde el lado del perro

Piensa en lo siguiente, cuando te obligan a hacer algo bajo amenaza, lo haces, pero odias el proceso. En cambio, cuando entiendes la lógica, tienes claridad y encima recibes un beneficio, el aprendizaje es otra cosa. Con los perros pasa lo mismo.

El adiestramiento canino positivo activa en el cerebro del perro circuitos asociados a la dopamina, la motivación y el placer de aprender. Eso se traduce en un animal que participa con ganas, que ofrece conductas, que prueba, que piensa. El contraste con un perro que trabaja bajo castigo es brutal, mientras uno está en alerta por miedo a equivocarse, el otro está entusiasmado porque sabe que equivocarse no tiene consecuencias graves, y acertar sí tiene recompensas.

La importancia del refuerzo y el momento exacto

Uno de los puntos más críticos del adiestramiento canino positivo es la precisión porque no alcanza con premiar, hay que premiar en el instante correcto. Si te demoras, el perro asocia el refuerzo con otra conducta, y el aprendizaje se dispersa. Por eso se usan marcadores como la palabra “Muy Bien” o el clicker que ayudan a señalar el segundo exacto en que la conducta deseada ocurre.

Otra cuestión importante es la calidad del refuerzo porque no todos los perros se motivan igual. Algunos son locos por la comida, otros por el juego, otros por la interacción social. Un buen educador sabe identificar qué tiene más valor para cada perro y usarlo como combustible del aprendizaje.

Ejemplos que hablan más que la teoría

Pensemos en un cachorro que salta para saludar. Con el enfoque tradicional, alguien lo empuja, lo reta o lo ignora hasta que se canse. Con el adiestramiento canino positivo refuerzas el momento en que mantiene las cuatro patas en el suelo. El cachorro entiende rápido que se trata de no saltar, de que lo que le conviene es quedarse abajo, porque así consigue la atención o caricias que busca.

Otro ejemplo: un perro que tira de la correa en el paseo. Con castigos, lo único que aprende es a temer el tirón del collar de ahorque. Con refuerzo positivo, cada paso que da con la correa floja tiene consecuencias agradables. En pocas sesiones, empieza a entender que el autocontrol lo lleva más lejos que la tensión.

Lo que no es adiestramiento canino positivo

Vale aclararlo, porque está lleno de malinterpretaciones. El adiestramiento positivo no es dejar que el perro haga lo que quiera. No es premiar sin criterio ni llenar de comida cada situación. Tampoco es ignorar conductas problemáticas esperando que se resuelvan solas.

El adiestramiento canino positivo es un sistema estructurado, con reglas claras y objetivos concretos. Es firme, pero no violento. Exige constancia, paciencia y observación, no magia ni atajos.

Preguntas frecuentes sobre adiestramiento canino positivo

¿Se puede aplicar en perros adultos?

Sí. El aprendizaje no se apaga con la edad. Un perro adulto puede aprender con refuerzo positivo tanto como un cachorro, aunque a veces requiera más tiempo.

¿Sirve con perros agresivos o con miedo?

Es la única metodología recomendable. El castigo suele agravar esos cuadros. El refuerzo positivo permite reconstruir confianza y enseñar respuestas alternativas.

¿Cuánto tarda en dar resultados?

Depende de la conducta, del contexto y de tu constancia. En algunas cosas simples, puedes ver cambios en días. En problemas más complejos, se necesita un plan de trabajo sostenido.

Por qué elegir adiestramiento canino positivo es una decisión ética

Más allá de la eficacia, hay un argumento que no podés esquivar: la ética. Los perros son animales sociales, con emociones, memoria y capacidad de aprendizaje enorme. No tiene sentido someterlos a dolor o miedo cuando existe una forma de enseñarles sin romper el vínculo. Aprender no debería doler.

Elegir el adiestramiento canino positivo es elegir coherencia. Es comprometerte con una convivencia sana, con un perro que aprende porque confía y no porque teme. Es también decidir qué tipo de relación quieres construir, una de respeto y cooperación, o una de control y sumisión.

El adiestramiento canino positivo no es un capricho moderno, es el resultado de décadas de investigación en comportamiento y aprendizaje. Es la metodología más eficaz, más estable y más humana. Cuando entiendes cómo funciona, no hay vuelta atrás, nunca más vas a ver a tu perro como un robot que obedece, sino como un compañero que aprende, entiende y coopera.

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